✿ Título: Crónica de una muerte anunciada.
✿ Autor: Gabriel García Márquez.
✿ Año de publicación: 1981
✿ Género: Novela policiaca.
✿ Narración: Primera persona.
El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las
5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo.
Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácido Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños de los árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte.
Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimiento de estribo de cobre en el paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se había prolongado hasta después de la media noche.
Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácido Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños de los árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte.
Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimiento de estribo de cobre en el paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se había prolongado hasta después de la media noche.
Opinión personal
Clotilde Armenta creía que los hermanos Vicario le contaban
a todo el mundo que iban a matar a Santiago Nasar para que alguien se los
impidiera. Creo que a diario hacemos lo mismo que los Vicario y cómo a ellos
nos va, pues solemos contar nuestras decisiones, esperando que un afuera nos
apruebe o desapruebe, nos permita o nos impida. Ésto es azar.
La trama está contada en un estilo franco y directo, impregnado
de interpretaciones de sueños, premoniciones y supersticiones. Describe
magistralmente las miserias y virtudes de sus paisanos: los habitantes de la Costa
Norte de Colombia.
García Márquez es un maestro en los análisis psicológicos
de los personajes y a veces llega a conclusiones sorprendentes.
El relato es muy original hasta en la forma de iniciarlo,
pues empieza con la frase “El día que lo iban a matar…”, en lugar de reservar
para el desenlace el hecho crucial de esta historia. La descripción de las
circunstancias que llevaron a la tragedia es tan fascinante que, a pesar de que
uno como lector sabe desde el principio lo que va a suceder, no pierde en
ningún momento el interés por la lectura.
No sé si a los que lo han leído les haya pasado lo mismo,
pero al menos yo, muy en el fondo, guardaba la esperanza de que alguien
impidiera el asesinato y Santiago Nasar pudiera seguir viviendo.
Crónica de una muerte anunciada, es un libro sencillo,
ameno y entretenido que sin duda te hará pasar un buen rato. Una historia que, aun
careciendo de misterio, los mantendrá enganchados.
By: Kenia.
FRASES
DEL LIBRO
“Todos los sueños con pájaros son de
buena salud.”
“Victoria Guzmán necesitó casi 20
años para entender que un hombre acostumbrado a matar animales inermes
expresara de pronto semejante horror. «Dios Santo» –exclamó asustada–, de modo
que todo aquello fue una revelación.”
“Clotilde Armenta, la dueña del negocio, fue la primera
que lo vio en el resplandor del alba, y
tuvo la impresión de que estaba vestido de aluminio. «Ya parecía un
fantasma», me dijo.”
“Hay que estar siempre de parte del
muerto.”
“Mi madre le dio la bendición final
en una carta de octubre. «La gente lo quiere mucho –me decía–, porque es honrado y de buen
corazón, y el domingo pasado comulgó de
rodillas y ayudó a la misa en latín.» En ese tiempo no estaba permitido
comulgar de pie y sólo se oficiaba en
latín, pero mi madre suele hacer esa clase de precisiones superfluas cuando quiere llegar al fondo de las cosas.”
“Parecían dos niños –me dijo–. Y esa
reflexión la asustó, pues siempre había pensado que sólo los niños son capaces de todo.”
“La masa encefálica pesaba sesenta
gramos más que una de un inglés normal,
y el padre Amador consignó en el informe que Santiago Nasar tenía una inteligencia superior y un porvenir
brillante.”
“No puedo –dijo– hueles a él. No
sólo yo. Todo siguió oliendo a Santiago Nasar aquel día.”
“Había hecho más que lo posible para que Ángela Vicario se
muriera en vida, pero la misma hija le
malogró los propósitos, porque nunca hizo ningún misterio de su
desventura. Al contrario: a todo el que
quiso oírla se la contaba con sus pormenores, salvo el que nunca se había de aclarar: quién fue, y cómo y
cuándo, el verdadero causante de su perjuicio,
porque nadie creyó que en realidad hubiera sido Santiago Nasar.
La verdad es que hablaba de su
desventura sin ningún pudor para disimular la otra desventura, la verdadera, que le abrasaba las
entrañas. Dueña por primera vez de su destino, Ángela Vicario descubrió
entonces que el odio y el amor son
pasiones recíprocas.”
“Ángela Vicario, por su parte, se
mantuvo en su sitio. Cuando el juez instructor le preguntó con su estilo lateral si sabía quién
era el difunto Santiago Nasar, ella le
contestó impasible: Fue mi autor.”
¿Lo han leído? ¿Qué tal les ha parecido? ¡Cuéntenme!
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